Voy a confesar un pequeño secreto.
Cuando estoy con él no me importa que me vean sonreír como a una niña pequeña con su primer juguete, o que me vean abrazarle como si fuese la última vez que lo fuese a ver, o incluso no me importa hacer el tonto si es para hacerle sonreír. Tampoco me importa esa mala leche que tiene algunos días o que haga como que se enfada para que le coma a besos. Solo me importa él y que siga siendo así de encantador, porque yo me enamoré de él tal y como es y quiero que siga siendo así.

Y yo me pregunto...

¿En qué piensas? ¿Qué está pasando ahora por tu mente? ¿Suspiras cada vez que te miro? ¿Te mueres cada vez que me he ido? Yo, que me pierdo cada vez que sonríes.
Yo, que tengo la imperiosa, irresistible, increíble, inhumana, inexplicable necesidad de abrazarte, agarrarte la mano, decirte que desde hace tiempo te estaba esperando.
Y necesito ese momento. Contigo. Ahora más que nunca.